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El azúcar es dulce, pero el trabajo en esta industria es amargo

Observatorio Laboral: La voz de los trabajadores.

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Por: Marit Maij, directora CNV Internationaal

Probablemente no la ha notado cuando llena el tanque de gasolina de su auto o cuando imprime algo: por primera vez en la historia, se está negociando un salario digno para los trabajadores de la industria del azúcar.Con la caña de azúcar se produce etanol, papel y  gaseosas, entre otros, y si se logra, se daría la posibilidad de otorgar un salario digno a quienes están en la base de la cadena internacional de valor del azúcar - es decir los trabajadores - de la cual Estados Unidos, el Reino Unido, Holanda y otros países europeos son los mayores compradores.

Ahora, el líder mundial de certificadores del sector de azúcar, Bonsucro ha mostrado el coraje de incorporar salarios dignos en su nueva norma y se compromete con una mayor participación de los trabajadores. Un salario digno es aquel que le permite a un trabajador y su familia, cubrir todos sus gastos básicos y tener una vida digna. Los cortadores de caña de Nicaragua, Guatemala, Colombia y otros países, pronto podrían pagar todos sus gastos fijos con el salario que perciben por ejecutar un trabajo extenuante.

El hecho de que esta sea una noticia importante, muestra cuan conservadores siguen siendo algunos actores de la industria del azúcar. El sector enfrenta enormes problemas de sostenibilidad, tales como jornadas laborales extremadamente largas, trabajo a destajo que no genera un salario digno, pocos descansos, labores agotadoras en temperaturas extremas y sin suficiente agua potable. Esto hace que los cortadores de la caña de azúcar sufran numerosas dolencias de salud como los son los trastornos renales. Pasaron años antes de que se admitiera, eso sí, con cautela, que la nefropatía, la cual ha provocado cementerios llenos de trabajadores que murieron antes de lo debido en toda Nicaragua, fuese considerada una enfermedad ocupacional o laboral. Todo esto sin mencionar los problemas ambientales causados por el uso de agua y la emisión de CO2. 

Los Sindicatos libres e independientes, llamados a proteger los intereses de los trabajadores tienen gran dificultad para establecerse. En Guatemala, por ejemplo, un país importante en la producción de azúcar, ni siquiera tiene sindicatos en el sector azucarero.

Una importante fuerza impulsora de la innovación hacia un sector azucarero sostenible y a prueba de futuro es Bonsucro, la organización certificadora del sector. Desde su fundación en 2007, esta organización ha tomado importantes medidas junto con los principales actores de la cadena. Ahora, ha introducido el concepto de salario digno en la agenda, al establecer un nuevo estándar para el proceso de producción de caña de azúcar. Es un importante impulso para el cambio en una industria que también necesita urgentemente un diálogo social genuino entre empleados y empleadores.

Un salario digno, una opción evidente 

La falta de un salario digno subyace a una serie de problemas estructurales. Justamente porque un salario mínimo no es suficiente para mantener a una familia, los trabajadores tienen que recurrir al trabajo a destajo para conseguir ingresos extras. El resultado es que los trabajadores ponen en riesgo su salud laborando jornadas de 60 horas por semana. Se moviliza a familias enteras para lograr completar los ingresos lo que da lugar al trabajo infantil.

El salario mínimo por ley en los países productores deberían ser una garantía de un salario digno pero estudios recientes de varias oenegés muestran que en muchos casos el salario mínimo está lejos de ser digno. Por tanto, para el ‘modelo de negocios’ de Bonsucro, la decisión de incorporar el salario digno en la certificación es crucial para mantener credibilidad. Cada vez más inversionistas exigen garantías para que en las empresas en las que invierten, se paguen salarios dignos (como los grandes compradores de azúcar). De igual forma, inversionistas en el sector agroalimentario están prestando cada vez más atención al concepto de salario digno. Un ejemplo es la plataforma holandesa ‘Platform Living Wage Financials’, formada por instituciones financieros que invierten en grandes empresas en el sector agroalimentario, minoristas de alimentos y prendas de vestir y calzado.  La plataforma comenzó a estimular salarios dignos en el sector de textil y ahora dirigen su mirada hacia compañías minoristas alimenticias y supermercados.  

Diálogo social equivale a innovación

Para ser verdaderamente sostenibles se requiere un cambio cultural. En las compañías modernas, los trabajadores quieren tener algo que decir en lo que tiene que ver con la gestión de las empresas. Son ellos quienes mejor saben, qué se puede mejorar en la operación de las empresas gracias a su trabajo diario y saben de lo que hablan. Un diálogo social debe incluir, obviamente, la libertad de asociación sindical, el derecho a negociar convenios colectivos pero también la consulta a los empleados en cuanto a las medidas que se pueden tomar para aumentar la seguridad y salud dentro de la empresa. Al integrar completamente la participación de los trabajadores en la operación de las empresas, monitoreándola de manera efectiva, se mejora la gestión operativa de una manera verdaderamente sostenible y con ello, se evita la violación de derechos laborales.   

Se escuchan también argumentos en el sentido que gracias a la crisis de COVID-19, se requiere que se flexibilicen los requerimientos y frenar las mejoras de la certificación. El argumento es: “No le pongamos mas dificultades a las compañías.”  Sin embargo, del 80% de la producción de azúcar proveniente de la caña de azúcar, tan solo un 4,5% tiene certificación de sostenibilidad. La tesis de que debemos facilitar la participación de las compañías y que el resto vendrá por si mismo, no tiene sentido.

Como miembro de Bonsucro, CNV internationaal esta convencido que la certificación se debe mejorar. Solo entonces, el estándar de Producción de Bonsucro ganará credibilidad para consumidores y compradores. No es la hora de mantener las cosas como siempre, es la hora de implementar una verdadera sostenibilidad. Comprometernos a fortalecer el estándar de la industria del azúcar es el único camino a seguir, pero para lograrlo, es de gran importancia la solidaridad de la cadena productiva, especialmente de los compradores y usuarios finales del azúcar.

 

Fecha de publicación 15 07 2020