4 problemas en la practica de libertad sindical
¿Por qué no se cumple con la libertad sindical en todas las cadenas de producción y suministro?
Las legislaciones a menudo existen en el papel, pero en la práctica persisten los problemas. En algunos países se ignoran las leyes, o no son respetados. En otros, no existe seguimiento de la implementación de la ley.
1 - LIBERTAD EN PAPEL
En muchos países, los principios internacionales de la OIT y la OCDE se han integrado a la legislación nacional. En apariencia, por tanto, todo está bien, al menos en papel, e incluso mejor que los propios principios internacionales.
Sólo un código de conducta
Muchas empresas disponen de un ‘documento de política’. Las empresas reconocen así el derecho de los trabajadores a fundar un sindicato. Pero en realidad se trata de un código formal de conducta, pues incluye cláusulas que estipulan que la compañía no puede ser sometida a los efectos negativos que resulten de la existencia de sindicatos. Asimismo, los principios rectores suelen ser formulados de manera poco específica, con lo que la compañía no tiene nada concreto que cumplir. Este tipo de texto tampoco contiene referencia alguna a los convenios OIT o las directrices OCDE. De manera que nadie nunca tendrá fundamentos sólidos de ‘reglas oficiales’ para asentar una queja.
Además, el ‘documento de política’ suele aplicarse a los empleados permanentes, no a los trabajadores flexibles o temporales. Para estos últimos, es peligroso tratar de afiliarse a un sindicato. ¡Ni hablar ser dirigente sindical!
Ningún seguimiento
En apariencia, todo está bien en el papel. Pero en la práctica, no hay nadie para averiguar que los acuerdos sean implementados o respetados. Y esta es una carencia en varios niveles: internacional, nacional y local.
Zonas francas inaccesibles
Las políticas de Responsabilidad Social Empresarial a veces remiten a reglas menos estrictas contenidas en la legislación o la tradición local. Y las empresas se valen de estos modelos más flexible a la hora de aplicar su política. De ahí las grandes diferencias en la manera en que las empresas aplican su política según el país donde subcontrate.
Y para complicar aún más este cuadro, está el doble rasero de los gobiernos locales. Por un lado, tienen un marco legal que reconoce la libertad sindical y el diálogo, pero, por otro lado, crean zonas francas (zonas francas de exportación o zonas de libre comercio) para estimular la economía. Y en estas zonas,las empresas internacionales gozan de una amplia margen de maniobra y los sindicatos ondependientes suelen ser prohibidos.
2 - FALTA DE INFORMACIÓN
Muchos son los trabajadores que carecen de educación formal e ignoran sus derechos. Y aún menos saben cómo luchar por sus derechos.
Información no accesible a los trabajadores
Las directrices y políticas de una empresa escasamente son traducidas en el idioma materno de los trabajadores. Asimismo, son textos poco amenos, con poca o ninguna fotografía o ilustración que los tornase más comprensibles.
Tampoco existe programa alguno de formación sobre el particular. Todos estos elementos contribuyen a mantener a los trabajadores en la ignorancia de sus derechos.
Los trabajadores ni siquiera conocen su propia legislación social, menos aún los convenios internacionales establecidos por organizaciones como la OIT. Y cuando están concienciados, muchos son los trabajadores, dada su experiencia, que no dan crédito alguno a estos convenios.
3 - OBSTÁCULOS
Está permitido fundar un sindicato. Sin embargo, un sinfín de trabas vienen a obstaculizar la labor sindical. E igualmente arduo es obtener fondos, crear actividades o comunicar con políticos o legisladores, o colaborar con ellos.
Independencia significa aún más obstáculos
Los empresarios prefieren no tener que tratar con sindicatos independientes. Dificultan aún más las cosas al decir que los sindicatos pueden actuar solamente si representan cierto numero de trabajadores. Además, los sindicatos asociados con algún partido político o vinculados con el empresario (sindicatos ‘amarillos’) son reconocidos con mayor celeridad, reciben más informaciones y son invitados a la mesa del diálogo social en distintos niveles
4- TEMOR A REPRESALIAS
Para muchos trabajadores, más vale no afiliarse a un sindicato, y menos aún ser dirigente sindical, por temor a represalias. Algunos temen figurar en una lista negra, lo que significa que nunca más encontrarían empleo.
Discriminaciones e intimidaciones
Una vez sindicalizados, los trabajadores a menudo experimentan la discriminación: son ignorados a la hora de los ascensos, cobran un salario inferior, o terminan transferidos. Con frecuencia también, los trabajadores sindicalizados reciben amenazas de despido (o simplemente son despedidos). De hecho, es muy común que un candidato a un empleo sea descartado ya en la entrevista de contratación si tiene vínculos con una organización sindical